jueves, 21 de enero de 2016

Una pionera del arte de escribir sobre automovilismo, Lady Jeune.

En #ThrowBackThursday continuamos con las historias sobre las pioneras británicas, pero, como en Mujeres Tuercas sabemos que hay muchas mujeres en el automovilismo que no están detrás del volante (como las banderilleras/marshals, las ingenieras, las asistentes de prensa, las periodistas, etc), esta vez nos salimos un poco de lo habitual para hablar de Lady Jeune.

Lady Jeune nació en 1845 como Susan Elizabeth Marie Stewart-Mackenzie en Munich, hija del escocés Keith William Stewart-Mackenzie de la tradicional familia de las Highlands, algo empobrecida que la crió en austeridad y simplicidad.


En agosto de 1871 se casó con el Coronel John Constantine Stanley y tuvo dos hijas, hasta que en 1878 quedó viuda muy joven. Entonces, al poco tiempo, en agosto de 1881 se volvió a casar con el abogado y posteriormente juez de la Corte Suprema Francis Henry Jeune, Barón de St Helier y tuvieron un hijo Francis Jeune que murió de fiebre entérica en 1904. Por eso aparece nombrada como Lady Jeune, como Lady St Helier, por el título de su marido, o como Lady Mary Jeune, y su nombre completo era larguísimo: Susan Elizabeth Marie Stewart-Mackenzie Stanley Jeune.
Fue concejala del London County Council (Concejo del Condado de Londres) entre 1910 y 1927, incansable anfitrinona de las mejores fiestas de la alta sociedad londinenses debido a su amistad con celebridades de la época como Oscar Wilde, Thomas Hardy, el poeta James Lowell, Joseph Chamberlain, Jennie Churchill, o la novelista Edith Wharton; comprometida filántropa madrina de muchas obras de caridad como la All Saints Mission (Misión de Todos los Santos) en Pentonville, la School Journey Association que fundó —dedicada a ofrecer experiencia educativas fuera de las clases y viajes de estudio a los niños pobres— o la Country Holiday Fund, prolífica ensayista y periodista colaboradora frecuente en el diario The Times. Debido a su carrera política en 1920 fue galardonada con el título de Commander of the Order of the British Empire [CBE] (Comandante de la Orden del Imperio Británico) y elevada su categoría en 1925 a Dame Commander of the Order of the British Empire [DBE] (Comendadora de la Orden del Imperio Británico).

Aunque Lady Jeune era muy conservadora inclusive miembro de la Primrose League, también como parte de la alta sociedad aristocrática victoriana era una entusiasta conductora de automóviles. Junto a su esposo, Sir Jeune fue invitada a participal del exclusivo paseo inaugural del Richmond Motor Show de junio de 1899, con un Panhard propiedad de Alfred Charles Harmsworth, dueño del Daily Mail.

National Portrait Gallery, London de 1892 Impresión a Carbón

Como vocera de las mujeres conductoras, se preocupaba por las numerosas críticas a la apariencia y la vestimenta de las mujeres al momento de manejar dichas por los detractores que querían excluir a las mujeres del automovilismo. Por eso en 1902, cuando la velocidad máxima para vehículos motorizados era de 12 mph (19 km/h), escribió el ensayo "Dress for Ladies" (Vestimenta para Damas) y,  casi al mismo tiempo que Mrs. Edward Kennard participante de la Ranelagh Automobile Gymkhana escribió la novela "The Motor Maniac", coescribió junto al Baron Etienne Zuylen de Nyevelt —presidente del Automobile Club de Francia— el capítulo 4 "Dress for Motoring" (Vestimenta para Conducir) del libro de 1904 "Motors and motor-driving" de Sir Harmsworth en el cual decía: "a las mujeres conductoras les debe faltar cualquier vanidad personal, porque, aunque lo intente tan fuerte como lo hacen ellas, es casi imposible hacer que el vestido que deben usar sea el adecuado" (...) "Si las mujeres van a conducir, y manejar seriamente... deben renunciar a la esperanza de mantener su rubor suave como piel de durazno". Se preguntaba cómo vestirse apropiadamente "con la menor deformidad posible", y concluía:
"En el caso de manejar o de andar en moto solo hay dos cosas para considerar: como una mujer puede mantenerse abrigada en invierno y no sofocarse por el polvo en el verano sin quedar poco atractiva. Los vestidos deben ser bastante regulados por la velocidad a la que la mujer viaja y es bastante posible usar un sombrero con ala y ropas lindas si el ritmo es comparativamente lento, como es común en el parque o en las calles de Londres. Este capítulo, sin embargo, tiene que tratar el lado más serio de la pregunta: Cómo se debe vestir una mujer que hace viajes largos en todo tipo de clima y a alta velocidad. El mejor material para alejar el frío es el cuero, cuero de cabra o gamuza, este último se recomienda como forro del abrigo y cuero de cabra para el exterior."

En lo que se refería al uso de las antiparras (antes de la aparición de los autos con techo), las consideraba necesarias tanto para la comodidad como para la protección de la vista:
"No son atractivas, pero la apariencia debe sacrificarse si el manejo automotriz va a ser intensamente disfrutado." (...) "Quienes teman cualquier perjuicio a su buena apariencia deberán contentarse con un tranquilo paseo por el parque".
Sobre el uso de sombreros, Lady Mary Jeune opinaba:
"Tan difícil como es saber que ropas deben usarse y cómo mantenerse abrigada y limpia, el problema real es como mantener un sombrero. La cabeza debe estar cubierta con abrigo y el pequeño sombrero, sea grande o ancho ofrece mucha resistencia al viento, y rápidamente se vuela. Después de muchos experimentos, estoy satisfecha de encontrar el mejor sombrero para el automóvil. Es una boina escocesa azul, con una o dos hebillas para romper la rígida línea recta, y darle un poco de altura. Es liviana y cálida, y se la usa con un largo velo de gaza, que no solo cubre al sombrero sino también las orejas, y usarla es lo más cómoda posible. El velo puede variar de gaza en verano a una gris lana de Shetland en invierno. El gris es el mejor color, ya que el polvo se ve menos que en cualquiera de los demás."


Parte de sus escritos como periodista podían leerse en las revistas "London Society" (Sociedad londinense), "London Society and its Critics" (Sociedad londinense y sus críticos) de 1892, "Dinners & Diners" (Cenas y comensales) de 1894 o "English Women in Political Campaigns" (Las mujeres inglesas en las campañas políticas) de 1895, sus escritos se consideraban un barómetro de la opinión pública de la alta sociedad londinense. En consecuencia, participó en la organización del Writers Club (Club de escritores) y era miembro del Women Journalist' Club (Club de mujeres periodistas). Entre sus columnas de opinión y artículos periodísticos más destacados están: "What Christmas Means to Queen Victoria" (Lo que significa la navidad para la Reina Victoria) publicado en la revista "Ladies Home Journal" de diciembre de 1896, "A Century of Women" (Un siglo de mujeres) publicado en la revista "The Anglo-Saxon Review" de marzo de 1900, "The American Spirit in British History" (El espíritu americano en la historia británica) publicado en el "The Saturday Evening Post" del 28 de abril de 1900, "The Art of Entertaining" (El arte del entretenimiento) publicado por la revista "Cosmopolitan" en la edición de mayo de 1901 y "Women in English Political Life" (Las mujeres en la vida política inglesa) publicado de nuevo por el "The Saturday Evening Post" del 28 de julio de 1900.
Sus libros más famosos son: "Ladies at work: papers on paid employments for ladies" (Mujeres en el trabajo: documentos sobre empleos pagos para mujeres) de 1893, "Lesser questions" (Preguntas menores) de 1894, "Memories of fifty years" (Memorias de cincuenta años) de 1909 y "The training of English children" (El entrenamiento de los niños ingleses) de 1911.
El diario australiano The Mercury en su edición del sábado 27 de noviembre de 1909, ofrecía una reseña del libro "Memories of fifty years". Estos son algunos trechos:
"Las "Memorias de cincuenta años" de Lady St. Helier, que se publicó esta semana, no contiene ningún escándalo. Son los recuerdos de una dama ingeniosa, gentil y abundantemente inteligente con genialidad para hacer y mantener amistades." En el libro, Mary Jeune hablaba sobre el progreso femenino de esos años victorianos de fines del siglo XIX y principios del XX. Sobre los derechos adquiridos, como la "Women's Property Act" (Acta de Propiedad de las Mujeres) que les permitía tener su propio dinero y propiedades, sin estar obligadas a "donarlo" a sus esposos; sobre los derechos peticionados, como el derecho al sufragio, y sobre la continuidad en el futuro de estos progresos, a pesar de la mirada machista que imperaba en la época.



Mary Jeune estuvo presente entre las 50 primeras miembros femeninas que se reunieron el 30 de abril de 1903 en la casa de Lady Beatrice Rawson para elegir al comité de recién fundado Ladies' Automobile Club. Su presidenta era la Duquesa de Marlborough, y en el comité había 5 condesas, La Duquesa de Sutherland, 3 viscondesas, Lady Edward Spencer Churchill, 7 con título de 'Ladies', y muchas conductoras y pilotAs notorias que incluían además de Lady Jeune a la sra. Manville, la sra. Herbert Lloydy la sra. C. Arthur Pearson.
El objetivo del club era "proveer un club social para damas interesadas en el automovilismo", con instalaciones cómodas, consejos técnicos y turísticos, instrucciones de manejo y mantenimiento y la cooperación con el Automobile Club en pruebas, carreras y vueltas. A partir de ese momento, la cantidad de miembros del club aumentó exponencialmente: en enero de 1904 eran 169 y un año después, en julio de 1905 sumaban 330 socias.

National Portrait Gallery, London de 1914 placa autocroma (color)

Ese mismo año, 1904, la vio en una de sus últimas actividades relacionadas con el automovilismo, al colaborar en el libro "The Complete Motorist" (El conductor completo) escrito por Filson Young. Su escritura aparecía en el capítulo 13, llamado "A Packet Of Letters" (Un puñado de cartas) en la que su carta era la primera en aparecer refiriéndose al lado social del automovilismo, de los que extraemos algunos trechos:
"Al momento en que cualquier forma de ejercicio es adoptada por todos y se convierte en un pasatiempo para una enorme multitud, pierde su encanto para los devotos, que se dirigen lejos buscando un sucesor."
"La fascinación del automovilismo empieza a ejercitarse, y su disfrute es puramente egoista, consciente de que uno se aleja de las criaturas conocidas, que cada hombre, mujer, niño, aldea, caserío o pueblo es un mojón pasado en el viaje que le gustaría liderar en perfecta soledad —una soledad en que no existe ninguna de las necesidades modernas de la vida y la sociedad— que se hace abrumadora. No hay ninguna sensación más placentera —excepto esa de andar en un buen caballo en una rápido galope— que manejar en un auto rápido. La infinita variedad del paisaje; el entusiasta soplido del viento en la cara, el perpetuo cambio de sol y sombras, crean una sensación indescriptible de alegría y emoción; mientras que la conciencia casi humana de la máquina; la respuesta lista, paciente que hace a cada llamado de su potencia; el resoplido con el que enfrenta la colina, y el suave sollozo que muere cuando alcanza la cima, lo hacen tan sociable como cualquier ser vivo."
"Pero no creo que el efecto social del autmovilismo todavía sea importante. Los autos son muy caros, demasiado lujo para nadie más que los ricos, como para afectarnos en alto alcance social. Cuando los autos puedan hacerse de forma que cuesten poco, entonces creo que podremos hablar del efecto social del automovilismo en la vida moderna, y el efecto, creo, no será placentero."
"Para mi hay un placer entusiasta en el control perfecto que he ganado sobre mi Panhard de pocos hp, cuyo humor y berrinches no me asustaban mucho al comienzo y me hicieron especular de modo irreverente sobre el sexo."


Un año después de la muerte de su hijo, en febrero de 1905, su marido Francis Henry Jeune fue condecorado Barón de St Helier, pero a los pocos meses, en abril, falleció y esto dejó sola a Lady Jeune que se mostraba apática a continuar con sus fiestas y su actividad automovilística. Entonces se concentró más en su carrera política y en las obras de caridad, organizando hogares de asilo para niños pobres, escuelas para sordos y comidas calientes en los meses de invierno, hasta que en 1910 fue elegida concejala del London County Council.

Finalmente murió repentinamente el 25 de enero de 1931 a los 86 años por motivos que se desconocen y el suburbio de St Helier en Londres, se llama así en su honor. En el epitafio publicado en el The Times se dijo: "en los últimos 30 años del siglo 19, pocas mujeres fueron más conocidas en la sociedad londinense que Lady Jeune, probablemente poquísimas mujeres fueron mejor conocidas en Inglaterra."


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